Vivir bien con la incontinencia

Si la incontinencia fuera un país, sería el tercer país más grande del mundo.

El cuidado de alguien con incontinencia también puede ser agobiante para los cuidadores, independientemente de que sean familiares o trabajadores profesionales. Casi un tercio de las personas que cuidan a un familiar de edad avanzada, cuidan a una persona que padece incontinencia.25 Esta afección a menudo se convierte en una carga psicológica para el cuidador, ya que demanda cuidado todo el día.26 La prevalencia de incontinencia en las instituciones de cuidado prolongado se estima entre 50% y 80%,27 y es una de las razones más comunes para que una persona se mude a una institución de cuidado prolongado28.

Al 71%
le preocupa no ser capaz de ir al baño por su cuenta al envejecer o enfermarse

Al 67%
le preocupa no ser capaz de cuidar su higiene personal

En consecuencia, la incontinencia mal manejada puede tener consecuencias graves, tanto en la calidad de vida de las personas afectadas como en los costos sociales. Un estudio holandés estimó un costo anual de asistencia sanitaria de 7 mil 402 euros por paciente, y costos sociales de 3 mil 811 euros por paciente. 29 Los costos totales probablemente asciendan a medida que aumente la cantidad de individuos afectados por la incontinencia. El hecho de que más gente pueda manejar su incontinencia de una manera más conveniente para ellos mismos, no solo mejorará la calidad de vida de los pacientes, sino que también reducirá costos y optimizará el tiempo de los cuidadores.

Mejor autogestión de la incontinencia (imagen)

Actualmente, tenemos una mejor comprensión sobre cómo manejar la incontinencia, y podemos mejorarlo porque sabemos en qué consiste un buen cuidado de la incontinencia. La guía Especificación del Servicio Óptimo para la Incontinencia (Optimum Continence Service Specification, OCSS) define cómo cuidar mejor a las personas con incontinencia. Esta guía fue desarrollada por un panel de expertos multidisciplinario y presentada al Foro Global sobre la Incontinencia. Un estudio reciente estima que la implementación de la OCSS podría dar lugar a beneficios significativos tanto para los pacientes individuales como para la sociedad. El estudio analiza las posibles consecuencias que enfrentaría Países Bajos y allí se calcula que los costos relacionados con la incontinencia podrían reducirse en 31 millones de euros en el sector de la salud, y en un total de 125 millones de euros en los gastos sociales durante un período de tres años. En el futuro, los beneficios podrían incluso ser mayores dado el envejecimiento de la población. En 2030, la aplicación de la OCSS podría generar ahorros entre 32 y 75 millones de euros en costos de atención sanitaria, y entre 182 y 251 millones de euros en costos sociales durante un período de tres años, al mismo tiempo que se obtienen grandes beneficios para la salud en las comunidades de personas de edad avanzada (estimado en 2592-2618 en años de vida ajustados por calidad [Quality-Adjusted Life Years]*).30

Para el año 2030, la aplicación de las OCSS podría generar ahorros entre 32 y 75 millones de euros en costos de atención sanitaria y entre 182 y 251 millones de euros en costos sociales durante un período de tres años.

Se deben adoptar varias medidas para lograr estos resultados. En primer lugar, debemos generar mayor conciencia sobre la incontinencia para garantizar que más personas afectadas se atrevan a hablar de su experiencia y buscar ayuda.31 Segundo, necesitamos asegurar caminos adecuados para transitar en el sistema de salud, de manera tal que los casos de incontinencia puedan ser detectados y evaluados.32 Tercero, debemos esforzarnos por un cuidado personalizado de la incontinencia, donde las necesidades de los pacientes sean atendidas, y donde pueden influir en el cuidado como así también en las soluciones.

22 Global Forum on Incontinence, ‘About Incontinence’, http://www.gfiforum.com/incontinence, accessed 16 January 2018.

23 S. Schultz & J. Kopec, ‘Impact of chronic conditions’. Health Reports, vol. 14, no. 4, 2003, pp. 41-53.

24 A. Grimby et al., ‘The influence of urinary incontinence on the quality of life of elderly women’, Age Ageing, vol. 22, no. 2, 1993, pp. 82-89.

25 Estimado por Essity.

26 I. Appleby, G. Whitlam & N. Wakefield, Incontinence in Australia, Australian Institute of Health and Welfare, Canberra, 2013; R. Van der Veen et al., Quality of life of carers managing incontinence in Europe, 2011.

27 F. Leung & J. Schnell, ‘Urinary and fecal incontinence in nursing home residents’, Gastroenterol Clinics of North America, vol. 37, no. 3, 2008, pp. 697–x; J. Jerez-Roig et al., ‘Prevalence of urinary incontinence and associated factors in nursing home residents’, Neurourol Urodyn vol. 35, no. 1, 2016, pp. 102-107.

28 I. Milsom et al., ‘Epidemiology of Urinary Incontinence (UI) and Lower Urinary Tract Symptoms (LUTS), Pelvic Organ Prolapse (POP) and Anal Incontinence (AI)’, in P. Abrams et al., Incontinence, 5th Edition, ICUD-EAU, Paris, 2013, pp. 15-107; P. Thomas et al., ‘Reasons of informal caregivers for institutionalizing dementia patients previously living at home: The Pixel study’, International Journal Geriatric Psychiatry, vol. 19, no. 2, 2004, pp. 127-135.

29 M. Franken et al., ‘The increasing importance of a continence nurse specialist to improve outcomes and save costs of urinary incontinence care: an analysis of future policy scenarios’, BMC Family Practice, vol. 19:31, 2018.

* Los Años de vida ajustados por calidad (AVAC) son una medida de la carga de la enfermedad, que incluye tanto la calidad como la cantidad de años vividos. Un AVAC equivale a un año en perfecta salud.

30 M. Franken et al., ‘The increasing importance of a continence nurse specialist to improve outcomes and save costs of urinary incontinence care: an analysis of future policy scenarios’, BMC Family Practice, vol. 19:31, 2018.

31 A. Wennberg et al., ‘Lower urinary tract symptoms: lack of change in prevalence and help-seeking behaviour in two population-based surveys of women in 1991 and 2007’, BJU International, vol. 104, no. 7, 2009, pp. 887-1039; C. Shaw et a., ‘A survey of help-seeking and treatment provision in women with stress urinary incontinence’, BJU International, vol. 97, no. 4, 2006, pp. 752-757.

32 A. Wagg et al., ‘Developing an Internationally-Applicable Service Specification for Continence Care: Systematic Review, Evidence Synthesis and Expert Consensus’, PLoS ONE, vol. 9, no. 8, 2014, e104129.