Prólogo de WSSCC: la gente como centro de las acciones

Los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) tienen dos años, y ya estamos viendo un progreso increíble hacia la agenda del 2030. Distintos países de todo el mundo están desarrollando programas nacionales para responder a los Objetivos de Desarrollo Sustentable y comparten éxitos y lecciones con otros países, lo que demuestra un ánimo colectivo para transformar el mundo. Se forman asociaciones entre el sector público, el sector privado, organizaciones internacionales, universidades y sociedades civiles… parece que hay un mensaje conjunto: no lo podemos hacer solos. Activistas, estudiantes, personas influyentes y ciudadanos trabajan juntos y llevan adelante campañas y alzan sus voces para expresarse sobre ciertos temas que a ellos les importan, como por ejemplo, la salud, la educación, la igualdad de género, el cambio climático y la paz, entre otros. La acción conjunta está en todos lados.

Rolf Luyendijk, Executive Director, WSSCC (portrait)

Rolf Luyendijk
Director Ejecutivo
WSSCC

En un contexto de progreso, aún queda mucho trabajo por hacer. El ODS 6 (Agua limpia y saneamiento) es uno de estos temas. Unas 4 mil 500 millones de personas en todo el mundo carecen de un servicio de saneamiento gestionado de manera segura, y las prácticas de higiene deficientes tienen efectos devastadores sobre la salud y el bienestar de las personas, sobre la desnutrición y la mortalidad infantil, y contribuyen a la creciente preocupación social en torno a los brotes de enfermedades.

Preocupan fundamentalmente las mujeres, las niñas y las personas en situaciones de vulnerabilidad (ODS 6.2). Imagine a una niña que menstrúa por primera vez a los 12 años. Ella no cuenta con información previa sobre sus períodos ya que, contrariamente a lo que suele creerse, en muchos países, menos de la mitad de las niñas han sido informadas acerca de la menstruación por sus madres antes de la menarca. Las normas sociales de género en su comunidad indican que es impura y que no puede participar de ciertos eventos sociales; que ella no puede comer o tocar ciertos alimentos; que ella no puede cocinar o ayudar en la cocina o que no puede bañarse por una semana a causa de la creencia errónea que lavarse durante el período de menstruación aumenta el riesgo de infertilidad. Imagine a una mujer mayor que trabaja en un mercado rural vendiendo sus verduras. Ella debe quedarse en su puesto para ganar dinero todos los días, y el mercado no tiene instalaciones ni baños. A veces hasta deja de tomar agua, a pesar del calor, para no tener que ir al baño.

No podemos hablar de cambiar políticas y prácticas sin tener en cuenta a la gente, sin consultarles, sin comprender sus necesidades y sin entender las creencias y prácticas imperantes. La agenda 2030 nos exige a todos pensar de manera diferente, actuar de manera diferente y asociarnos de manera diferente. El Consejo de Colaboración para el Abastecimiento de Agua y el Saneamiento (Water Supply and Sanitation Collaborative Council, WSSCC) y Essity se asociaron en 2014 justamente con ese objetivo. Colocar a la higiene y la salud en el centro de la conversación significa poner mayor énfasis en temas tabú u olvidados; abre una puerta hacia el cambio que trasciende a los individuos y llega hasta la sociedad en su conjunto. La higiene es solo el comienzo.