Un marco de los derechos humanos sobre la salud menstrual ofrece nuevas perspectivas

Inga T. Winkler, profesora de derechos humanos de la Universidad de Columbia en los Estados Unidos, argumenta que el uso de un marco de derechos humanos para evaluar la salud menstrual puede ofrecer nuevas perspectivas, ya que se centra en los sectores de la población excluidos, marginados y desatendidos.

– La menstruación cubre muchos aspectos de nuestras vidas. Es profundamente simbólica y está asociada con las prácticas culturales y religiosas de todo el mundo. Es una cuestión fundamental que afecta el ejercicio de los derechos humanos de las personas.

Winkler utiliza el marco de derechos humanos para evaluar las prácticas de salud menstrual. Esto ofrece nuevas perspectivas que de otra manera podrían ser ignoradas, centrándose en sectores de la población excluidos, marginados o desatendidos.

– El marco de derechos humanos insta a los legisladores a encontrar soluciones que funcionen para todas las personas que menstrúan. Por ejemplo, destaca y prioriza las experiencias de refugiados, personas sin hogar, transexuales, discapacitados y trabajadoras sexuales. Además, proporciona un marco integral para abordar la salud menstrual equilibrando los derechos humanos con la salud, el trabajo, la educación, la autonomía corporal, la libertad de religión y muchos otros. Sobre todo, enfatiza la intervención y la voz.

Winkler es positiva sobre el aumento de la atención de la menstruación en todo el mundo y en todos los ámbitos sociales, desde la formulación de políticas hasta los medios de comunicación. Al mismo tiempo, subraya la necesidad de tener una mentalidad crítica para asegurar que se tomen en cuenta todas las perspectivas. Según Wrinkler, en este caso, los investigadores tienen un papel importante que desempeñar.

– Como académicos, nuestra función es hacer preguntas críticas, tales como: ¿es posible que sin darnos cuenta reforzamos la percepción de la menstruación como “sucia” e “impura” cuando usamos el término “higiene menstrual”? ¿Excluimos a las personas de género indefinido que menstrúan cuando nos centramos en las mujeres y niñas, con lo cual continuamos presentando el género como binario? ¿Excluimos a determinados grupos de la población al no considerar sus experiencias particulares?

¿Es posible que sin darnos cuenta reforzamos la percepción de la menstruación como “sucia” e “impura” cuando usamos el término “higiene menstrual”?

Otro factor importante para cambiar las actitudes y prácticas de la menstruación, agrega Winkler, es involucrar a los hombres.

– La igualdad de género se trata de las relaciones de género, y los hombres tienen una participación importante en la salud reproductiva. Los hombres ocupan una parte importante de los cargos con más responsabilidad, y toman decisiones que afectan enormemente la vida cotidiana de las mujeres: desde los legisladores que deciden sobre cuestiones como el impuesto sobre el tampón, hasta los directores que eligen uniformes escolares de colores claros sin considerar a las niñas que tienen miedo que se vea una mancha del período. Lograr la igualdad de género requerirá cambios estructurales, pero para hacer que estos cambios positivos sucedan más rápido, necesitamos la participación de los hombres, dice Winkler.