Bienestar personal: clave para el progreso social

La higiene y la salud están estrechamente ligadas a nuestro bienestar y también a nuestro ámbito más privado. Por lo tanto, se le considera como algo que es netamente personal y no para ser discutido en público. Desafortunadamente, la vergüenza avanza en secreto. El precio lo paga la jovencita que utiliza trapos sucios durante a su período, el hombre que no puede salir de su hogar por falta de baños accesibles o a la mujer que hace enormes esfuerzos para ocultar su incontinencia frente a sus niños. El precio más alto lo pagan los más vulnerables, pero el error es de todos nosotros. Invertir en higiene y salud significa invertir en multiplicadores estratégicos que nos permitan vivir vidas más dignas y al mismo tiempo hacer que las sociedades sean más prósperas.

Se necesita un enfoque multidimensional de diferentes actores que se unan para crear un mundo en el que todos, en cada lugar, accedan a higiene segura y puedan vivir saludablemente.

Debemos escuchar, y aprender de los sectores cuyas voces son raramente escuchadas. Debemos comprender qué es lo verdaderamente valioso para ellos. Un enfoque centrado en la persona es clave para asegurar que empecemos desde un punto de empatía, y entender cómo tomar en cuenta las necesidades de todos.

Debemos dar a todos, independientemente de sus habilidades físicas, los medios prácticos para que puedan cuidar su higiene y salud. Ya sea que se trate del acceso a agua potable, baños accesibles o productos sanitarios, el cuidado de nuestras funciones corporales necesita medios esenciales y políticas públicas además de otros recursos que permitan que esto suceda. Al mismo tiempo, debemos ser conscientes del impacto medioambiental que esto puede generar. Los productos higiénicos y de salud muchas veces son desechables, y debemos esforzarnos por minimizar el efecto negativo y garantizar la eliminación segura.

Debemos mejorar el conocimiento sobre cómo la higiene puede afectar nuestro bienestar y el de los demás, y cómo se previene y se maneja de una mejor manera la mala salud. Este conocimiento debe llegar a toda la sociedad. Todos tenemos un papel importante y las personas responsables de tomar decisiones y crear leyes tienen una responsabilidad aún mayor para hacer que esto suceda.

Debemos corregir las actitudes y apoyar una discusión más abierta en todos los niveles. Para transformar actitudes y prácticas será necesaria una amplia coalición. Es preciso que los líderes nacionales, los responsables de formular leyes internacionales, los líderes de las aldeas y las tribus, los directores ejecutivos, los activistas y muchos otros prioricen en sus agendas temas como la menstruación, la incontinencia y otros temas tabú relacionados con la higiene y la salud.

Las alianzas son importantes para avanzar en higiene y salud. Instamos a los responsables de tomar decisiones y crear leyes de todos los niveles a que estos temas formen parte de su agenda global, nacional y local, y les pedimos a todas las personas que hablen con valentía sobre temas relacionados con la higiene y la salud. Juntos podemos hacer un cambio.