Empoderar a las mujeres haciendo que sus necesidades sean importantes
“Cuando estoy en el trabajo, puede ser muy difícil manejar mi período ya que a menudo no hay cestos para tirar las toallas sanitarias. Tengo que encontrar otras soluciones y puede ser muy incómodo andar cargando estos desechos por ahí. Mi amiga que trabaja en un edificio diferente se queja de que solo hay un baño disponible y que está a diez minutos de distancia. A veces ella espera demasiado tiempo para ir y hay un lío, o su jefe se molesta cuando ella se aleja de su escritorio durante mucho tiempo”.
Catherine, asistente administrativa, Kenia
El movimiento global hacia la igualdad de género parece un tren que se mueve lentamente, pero de modo constante. Sin embargo, el año pasado fuimos testigos no solo de un alto, sino de un retroceso. Según el Banco Mundial, que ha estado midiendo la brecha mundial entre géneros desde 2006, la brecha global entre géneros ahora tardará 100 años en cerrarse en lugar de 83 años como se había calculado en 2016.7 Se necesitarán más de tres generaciones8 hasta que una niña nazca con las mismas posibilidades que un niño para hacer efectivos sus derechos humanos.
Sin embargo, todavía hay algunos destellos de esperanza. Según los datos del Banco Mundial, países como Namibia, Nicaragua y Ruanda han logrado desafiar las estructuras sociales en un período relativamente corto, dando pasos hacia el cierre de la brecha entre géneros. También vemos que cada vez más países establecen sus propios ministerios de igualdad de género para superar los obstáculos que durante mucho tiempo han frenado a las mujeres.
Un obstáculo significativo que deja a muchas mujeres en desventaja es la percepción común y el estigma de la menstruación. En un momento dado, una de cada cuatro mujeres en edad de menstruar en el mundo está teniendo su período. Para aquellas que tienen los medios para ocuparse de ella, esto no les impide continuar con su vida normal. Las mujeres que menstrúan necesitan un espacio privado para lavarse y ocuparse de su menstruación, productos sanitarios para absorber la sangre, y la posibilidad de deshacerse de los materiales sanitarios.9 Estas necesidades muchas veces se ignoran,10 lo que hace que la menstruación sea un impedimento para la participación en la comunidad, la educación y la vida laboral.
Incluso cuando tienen los medios y el conocimiento para manejar sus períodos, la estigmatización de la menstruación puede poner a las mujeres en desventaja. Un estudio estadounidense llamado “El experimento del tampón” (The Tampon Experiment) ilustra claramente que el ser recordado que una mujer está menstruando afecta la percepción de su competencia y su simpatía. En este experimento, los participantes interactuaron con una actriz, que se hizo pasar por una participante que aparentemente se le cae por accidente un tampón o una pinza para el cabello. La caída del tampón llevó a una evaluación más baja de la competencia de la actriz y disminuyó su simpatía.11 El hecho de que el mismo efecto no apareciera al dejar caer una pinza para el cabello, un objeto fuertemente conectado a la feminidad, muestra que el efecto no se debió al hecho de que a los participantes se les recuerda el género de la actriz. Esto más bien demuestra su percepción paradójica de la menstruación como algo no femenino e impuro, aunque se trate de un signo de salud. Se considera que las mujeres que no pueden ocultar su menstruación carecen de control sobre sus cuerpos.12
Recordar que una mujer está menstruando afecta la percepción de su competencia y su simpatía.
Las consecuencias de estas percepciones se ponen de manifiesto en la encuesta global de Essity. Casi la mitad de las mujeres encuestadas experimentan incomodidad social durante su período. El estigma social alrededor de la menstruación es especialmente fuerte en países como China, México, India y Brasil, donde dos de cada tres mujeres encuestadas se sienten incómodas en situaciones sociales durante su menstruación.
Los períodos se consideran cosas de mujeres
El 73%
de las madres
El 40%
de los padres
han hablado con su(s) hija(s) sobre la menstruación
El 32%
de las madres
El 30%
de los padres
han hablado con su(s) hijo(s) sobre la menstruación
El silencio en torno a la menstruación tiene costos para la mujer individualmente y para la sociedad en su conjunto. Por ejemplo, muchas mujeres carecen de instrucción en la salud de la menstruación como para saber si el dolor u otros síntomas que experimentan en relación con su ciclo menstrual son normales. Por consiguiente, esperan demasiado tiempo para pedir ayuda,13 y una vez que lo hacen, es posible que reciban diagnósticos imprecisos.14
Sin embargo, en los últimos años, hemos presenciado un movimiento para romper el estigma de la menstruación. Las mujeres y los hombres de todo el mundo comienzan a hablar sobre la menstruación y de las necesidades que los períodos presentan. Estos activistas de la menstruación están preparando el terreno para un futuro donde la menstruación se considere una función natural del cuerpo y se hable de ello abiertamente. Nos muestran que es necesario cambiar la forma en que tratamos los períodos para lograr los objetivos de desarrollo sustentable de garantizar a las mujeres un acceso equitativo al saneamiento (ODS 6.2) y empoderar a las mujeres (ODS 5). Cuando las necesidades de las mujeres se tienen en cuenta, construimos una sociedad donde las mujeres tienen la misma oportunidad de hacer realidad sus derechos humanos fundamentales y cerrar la brecha mundial entre géneros.
En este capítulo, exploraremos por qué es importante examinar la menstruación desde una perspectiva de los derechos humanos, cómo la falta de instalaciones de saneamiento óptimas pone en desventaja a las mujeres trabajadoras, por qué la instrucción en salud menstrual es esencial para mejorar la salud de las mujeres y además, cómo diferentes actores están trabajando para romper el tabú de la menstruación.
“La menstruación no es intrínsecamente polémica ni política. Es una parte natural y saludable de la anatomía de las niñas y las mujeres, y jamás debe servir de base para la discriminación, la desigualdad o el daño”.
Michelle Milford Morse, Fundación de las Naciones Unidas
7 World Economic Forum, The Global Gender Gap Report 2017, 2017.
8 Assumed that a generation length is 30 years.
9 I. Winkler. & V. Roaf, ‘Taking the Bloody Linen out of the Closet: Menstrual hygiene as a priority for achieving gender quality’, Cardazo Journal of Law and Gender, vol. 21, no. 1, 2014, pp. 1-37.
10 K. Anthony & M. Dufresne, ‘Potty Parity in Perspective: Gender and Family Issues in Planning and Designing Public Restrooms’, Journal of Planning Literature, vol. 21, no. 3, 2007, pp. 267-294.
11 T. Roberts, J. Goldenberg, C. Power & T. Pyszczynski, “Femenine Protection”: The Effects of Menstruation on Attitudes Towards Women’, Psychology of Women Quarterly, vol. 26, no. 2, 2002, pp. 131-139.
12 I. Winkler. & V. Roaf, ‘Taking the Bloody Linen out of the Closet: Menstrual hygiene as a priority for achieving gender quality’, Cardazo Journal of Law and Gender, vol. 21, no. 1, 2014, pp. 1-37.
13 Nawroth et al., in Richter, B., Richter, K., Endometriose: Aktuelle aspekte der histo-pathologischen und molekularpathologischen diagnostik 2, 2013.
14 Interview with Sally King conducted 2018-02-22.